sábado, 19 de enero de 2013

Consejo Nacional de Laicos Venezuela


Ene 19, 2013
El venezolano,  de tradición solidario y talante compasivo, insiste en saber la verdad sobre la salud del Presidente. Intuye que hay “gallo tapao” detrás de los partes políticos en ausencia de partes médicos. Hay contradicciones entre los voceros del gobierno y un formato que genera la sospecha de que los anuncios son originados en La Habana, con la expresa intención de mantener al país en zozobra.
Esa incertidumbre que envuelve nuestra cotidianidad es el clima ideal para desarrollar la estrategia trazada: entregar a Cuba el gobierno de Venezuela. Ante el zarpazo a nuestra soberanía, con la complacencia del gobierno chavista, todo lo demás pasa a revestir segunda importancia. Se está consumando, ante los ojos del mundo y los nuestros propios, el objetivo muchas veces anunciado: Venezuela y Cuba, un solo pueblo, un solo gobierno, un solo país.
Si el Presidente está bien o está mal, si se recupera o no, si vuelve o se queda, eso lo dirá el tiempo. Pero el que pierde Venezuela mientras la soberanía se nos escapa minuto a minuto, es irrecuperable y sus consecuencias realmente devastadoras.  Ante el descaro del gobierno, la complicidad de los militares y la poca capacidad de respuesta del sector político, si el país no reacciona, si la sociedad venezolana no le planta cara a la ignominia, a la usurpación y a la humillación de que somos objeto, veremos  pasar al menos tres generaciones para ver la luz al final del túnel.
La situación que vivimos no tiene precedentes. Mientras la corte de gobernantes que viven del petróleo venezolano  se comportan como alcahuetas del régimen cubano, acudiendo a La Habana para recibir instrucciones, brillan por su ausencia los presidentes y líderes demócratas, en ejercicio o retiro, quienes debían respaldar al país que durante medio siglo recibió a todo el que huía de sus respectivas patrias, perseguidos por regímenes como el que ahora sufre Venezuela. Estamos solos. No hay respuesta internacional ni solidaridad ante los desmanes verbales del secretario general de la OEA, quien, con ocasión de los recientes acontecimientos en Honduras y Paraguay, se anotó en primera línea para condenar lo que calificaba como violaciones al Estado de Derecho. Hoy, está más claro que nunca: desde Venezuela  teledirigían sus reacciones. En estos momentos, ocurre,  ya sin el menor pudor, desde la isla de Cuba.
Los venezolanos estamos atónitos al constatar cómo la enfermedad del presidente, sea cual sea su gravedad, se manipule como parabán para justificar el constante traslado de ministros, militares y políticos desde Venezuela hacia La Habana, donde se trazan las líneas maestras del desarrollo político venezolano y se toman las grandes decisiones de Estado.
Los partes políticos sobre la supuesta evolución del enfermo – que escuchamos día a día-  sólo sirven al propósito distraccionista y se prolongarán, como lo dijo el propio “encargado”, hasta cuando sea necesario. Sin duda, requieren de tiempo para habituar al venezolano a que el gobierno se ejerce desde Cuba. Al fin y al cabo, los Castro aprendieron, a lo largo de 50 años de revolución, que los cambios a su medida no se imponen a metralla, sino que se doblega poco a poco, usando la principal herramienta de dominación comunista: la desmoralización.
Hoy, somos un país avergonzado que no atina a reaccionar. Después de 40 años de cultura democrática, nos parece inconcebible esta realidad. Hace 20 años era impensable lo que ahora ocurre. Pero tenemos que ubicarnos, no acostumbrarnos, sobreponernos, reconocer el peligro y hacer frente a  nuestra responsabilidad ciudadana, asumir el deber que la Constitución nos señala a fin de restituir su plena vigencia…antes de que sea demasiado tarde. Somos muchos los venezolanos a quienes duele la patria. Nuestros pastores han sido claros durante la última Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Venezolana: debemos rechazar lo moralmente inaceptable, puntualizando el derecho que el pueblo tiene a defenderse pues, como declaró para RCL el Arzobispo Emérito de Los Teques, Mons Ovidio Pérez Morales, “la historia de Venezuela no está cerrada aquí, sino que se abre a un gran futuro”.-
Reporte Católico Laico

Consejo Nacional de Laicos Venezuela

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